En los últimos años el fenómeno de las bandas callejeras integradas por jóvenes latinoamericanos ha atraído la atención de los medios de comunicación y de diferentes grupos políticos. Colectivos de estos jóvenes con frecuencia acaban siendo descritos como “bandas” y presentados como grupos altamente delictivos que tienen como propósito perturbar la paz pública.
Esta investigación, llevada a cabo en Cataluña, desmitifica muchos tópicos difundidos dentro de la población. Se muestra que las bandas callejeras de origen latinoamericano no son grupos delictivos. La participación de sus miembros en la delincuencia constituye una parte menor de entre todas sus actividades. Son grupos que carecen de una estructura fuerte y de organización jerárquica suficiente para que puedan ser catalogados como organizaciones criminales. Tales grupos, además, no mantienen relaciones de carácter instrumental con sus homólogos en los países de América Latina y no han sido implantadas por voluntad de estos.
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